Además, al igual que las selvas tropicales, actúan como sumideros de carbono, especialmente durante los años más húmedos y lluviosos, lo secuestran y fijan en el suelo en forma de materia orgánica. Por tanto son mitigadores del cambio climático inducido por el hombre.
En tal sentido, constituyen un factor importante en la conservación del planeta. Pero, lamentablemente, el hombre sigue sin entender la importancia de la biodiversidad y atentando contra ella, introduciendo infinidad de maquinarias, vehículos, asentamientos humanos y agentes contaminantes en el medio ambiente, perturbando así el equilibrio perfecto de la naturaleza con el único y mezquino objetivo de complacer sus extravagantes gustos y placeres.
Y lo peor es que conforme se acelera el ritmo de devastación, aumenta el calentamiento global y en consecuencia, se vuelve más difícil la sobrevivencia y la adaptación de las especies, inclusive de la humana.