Escenario que lleva a los expertos a alertar que, de continuar este ritmo de deforestación en este territorio, hasta el 57% de las especies amazónicas cumplirán en las próximas décadas los requisitos exigidos para ser clasificadas “en peligro” por la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Algo que si bien es lamentable no es de extrañar, pues uno de los mayores impactos que ha originado la deforestación amazónica es la destrucción de la biodiversidad que la conforma. Cada vez son más las especies, tanto animales como vegetales, que se ven amenazas a una reducción significativa de sus poblaciones ante la destrucción de sus hábitats.
Algo similar ocurre con las comunidades humanas que han hecho vida en esta región durante miles de años. Las tribus indígenas del Amazonas también resultan afectadas por la devastación de los bosques pues cada día están viendo más reducida su área de influencia, su cultura y sus tradiciones gracias a actividades inescrupulosas que les arrebatan espacios y les obligan al desplazamiento.
Pero, la tala y quema indiscriminada de árboles en el Amazonas no sólo implica la destrucción de uno de los patrimonios naturales más importantes de todo el planeta, sino que también puede ocasionar una reacción en cadena en el medio ambiente y sobre todo en el clima de América del Sur, pues la deforestación ha hecho que esta selva cada vez cuente con menos capacidad para absorber CO2 de la atmósfera.
Al haber menos árboles, hay menos sumideros de dióxido de carbono, y la quema de ellos en sí misma hace que se libere mucho más CO2 a la atmósfera, lo que contribuye directamente con el efecto invernadero y por tanto, con el cambio climático, lo que puede perturbar los procesos naturales: reducción de precipitaciones, estaciones secas más prolongadas, aumento de la temperatura, mayor mortalidad de determinadas especies, entre tantas otras cosas.
El peso de la ganadería, la construcción incesante de carreteras, la extracción maderera, la actividad minera, la producción de soja y el propio cambio climático han puesto en peligro a la mayor selva tropical del mundo. Por tal motivo, organizaciones, instituciones y movimientos ambientalistas hacen un llamado a que se tome conciencia del gran daño que se está ocasionando a este patrimonio.
Frenar la deforestación resulta una tarea crucial para todos, ya que de esto dependerá la preservación de la vida en la Amazonía, así como la disminución del impacto del cambio climático. Cualquier acción que se haga desde ahora en pro del “pulmón del planeta” vale.