El primer lugar lo ocupa un gigante, se trata del elefante, la fiebre del marfil se cobra la vida diaria de unos 54 elefantes, la masacre de estos mamíferos placentarios deja al mundo cada año sin unos 20.000 ejemplares. Los traficantes matan a los elefantes con el fin único de hacerse con el marfil de sus colmillos, este delito se ha convertido en un símbolo de lujo.
La cacería de elefantes incluso puso en aprietos hace casi una década a la Monarquía de España, todos recuerdan el accidente que sufrió en abril de 2012 Juan Carlos I, una fractura de caderas producto de la cacería de elefantes en Botsuana. La noticia vino acompañada de una fotografía que le dio la vuelta al mundo, donde se mostraba al entonces Rey de España con una escopeta, al lado de un elefante abatido. El hecho indignó no solo a los defensores de animales, sino a la sociedad en general y es que en medio de una de las peores crisis económicas que ha atravesado el mundo, Juan Carlos I se gastaba la suma de 50 mil euros para irse a cazar elefantes a la África Austral. El escándalo dejó muchas cosas al descubierto y un tiempo después, a Juan Carlos I no le quedó de otra que abdicar, “la venganza del elefante” le habrían puesto de título algunos.
Justicia divina que muchos queremos le llegue a los furtivos, puesto que han sido los responsables de que en la Reserva de Selous, ubicada en África, hayan desaparecido en los últimos años el 90 por ciento de los elefantes. Urgen más acciones, pues si bien China, que destaca por ser uno de los mercados con una de las demandas más grandes, cerró en 2017 su mercado legal de marfil, sin embargo los elefantes siguen siendo asesinados.
En el segundo lugar, de los animales más vulnerables por el tráfico de especies se encuentra el tigre. En los últimos 15 años, la caza furtiva se ha cobrado la vida de al menos unos 1.755 tigres, principalmente en países asiáticos.
¿Por qué se persigue a los tigres? Por sus pieles, así como por algunas partes de sus cuerpos, que de acuerdo a la medicina tradicional china, sirven para curar diversas enfermedades.
En el tercer lugar, pero no por eso menos importante, se encuentra el rinoceronte, por este mamífero urgen acciones, si no queremos verlos solo a través de fotografías en un futuro próximo.
A principios de 2018, moría en Sudán, el último rinoceronte macho de la subespecie de rinoceronte blanco, un hecho que prende las alarmas: “nos estamos quedando sin rinocerontes”.
Pese a que, en 1973, gracias a la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, se prohibió el comercio de cuernos de rinocerontes, el mercado negro sigue poniendo en riesgo la integridad de esta especie.
Los países asiáticos son uno de los mayores consumidores del polvo del cuerno de rinoceronte, pues sus habitantes creen que dicho polvo puede curar desde una simple fiebre, hasta el cáncer.