Pero no es la primera vez que otras especies acceden a la casa de estos marsupiales. No es algo totalmente inusual.
En el 2015 un estudio mostró que una sorprendente variedad de animales utilizaban las madrigueras de los wombats. Wallabies rupestres, ratas canguros (bettongs), eslizones (skinks), pájaros e incluso, pingüinos entraron en ellas, y algunos lo hacían más de una vez. El wallaby rupestre de patas negras llegó a visitar varias de ellas casi 2 veces en ocho semanas.
Tampoco es tan sorprendente que muchos de los animales que visitan estas cuevas hayan logrado salir ilesos de allí. En primer lugar, porque al ser tan extensas hay grandes probabilidades de que no coincidan con algún wombat durante su estadía, además, que si no lo perturban, ni le causan incomodidad o lo hacen enfadar, el wombat puede no darse cuenta de su presencia o no preocuparse por ella.
De modo que aunque no sea cierto que haya invitado a su casa a los pobres animalitos que buscaban alejarse de las peligrosas llamas, hay que reconocerles que su propia táctica de supervivencia a prueba de fuego ha sido de gran ayuda para otras especies que han tenido que moverse hacia nuevos espacios para salvarse de la emergencia.