En un remoto archipiélago noruego ubicado en el Océano Ártico, específicamente a unos 997 km del Polo Norte, una zona donde casi nada crece, en pleno estallido de la crisis financiera en el año 2008, con una inversión monetaria hecha por Noruega se construyó la mayor reserva de semillas de la Tierra y que apuesta a convertirse en el salvavidas humano en medio de lo que hoy se precisa como una inminente devastación.
Esta arca, también conocida como bóveda de juicio final, alberga unas 1,05 millones de variedades de semillas y si bien esta caja fuerte apunta a ser una fuente de vida en el futuro frente a los estragos del calentamiento global, no escapa de los impactos de este fenómeno.
Hace cuatro años, esta bóveda de semillas sufrió una infiltración de agua en su túnel de entrada debido a que las altas temperaturas derritieron el suelo que se supone debería estar congelado permanentemente.
De acuerdo a científicos, el Ártico se calienta dos veces más que el resto del planeta.
Ante el inconveniente, Noruega ha decidido invertir unos 20 millones de euros para aumentar la resistencia de las reservas. Para lograr eso, se ha tenido que construir un nuevo túnel de acceso hermético, en donde prometen que en los años venideros, será más cálido y húmedo.
A finales de febrero de este año, está bóveda de semillas recibió la mayor contribución que haya tenido desde su creación, cuando representantes de más de 30 bancos de semillas internacionales, así como diversas instituciones, depositaron en el arca más de 60.000 muestras de semillas. Es importante destacar que cada muestra contiene unas 500 semillas.