China es un país ubicado en el continente asiático y posee una población de casi 1.400 millones de habitantes. Hablar hoy en día del gigante asiático, es hablar del covid-19, ese virus surgido a principios de año en Wuhan, una ciudad ubicada al este de China, que se ha esparcido a más de 100 países y que ha causado la muerte de miles de personas alrededor del mundo.
Pero hablar de China antes del brote del nuevo coronavirus, era hablar de la segunda economía del mundo, esa que le hace el pulso de tú a tú a Estados Unidos, pero también cuando se hacía referencia a China, parecía que, de la vigorosa llama del dragón rojo, solo quedaba el humo, poniéndole a su vez la etiqueta a este país asiático, de uno de los mayores contaminantes del mundo.
En los últimos años China venía incrementado su emisión de gases de efecto invernadero. Si bien en 2017 el país asiático había incrementado en 1,6% sus emisiones, para el año siguiente, el 2018, la cifra se había incrementado a 2,3%.
Gracias a esa realidad que se dio en China, en 2018 las emisiones de gases de efecto invernadero a escala global aumentaron 2%.
En 2015, China junto a 124 países firmaron el Acuerdo de París, con el que esas 125 naciones se comprometieron a impulsar acciones con el fin de limitar el aumento de la temperatura a nivel mundial hasta los 2 °C para el año 2050, para lograr ese objetivo, fundamental es la disminución de emisiones de gases que contaminan.