No se puede pasar por alto el empleo de una gran cantidad de energía para llevar el algodón del campo al armario.
Durante los procesos de fabricación y obtención de fibras, hilado, tejido, tintado, acabado y confección de las prendas de algodón interviene una gran cantidad de maquinaria moderna que evidentemente funciona con electricidad procedente de combustibles fósiles. Con ellos, además, se pone en marcha toda la cadena de comercialización y distribución, desde los mercados hasta el consumidor final, quien durante el uso de la prenda, usa más energía para lavar, secarla y plancharla.
Entonces, no solo hablamos de un mayor consumo de energía sino también de materias primas.