Algunos dicen que es un cinturón de gas natural. Otros, que es un paraguas, un manto o un escudo. Lo cierto es que es una parte de la estratosfera que está formada por moléculas de ozono, un gas incoloro, que requiere de condiciones de temperatura y presión atmosférica muy específicas para su existencia.
Se encuentra entre los 10 y los 50 kilómetros de altura sobre el nivel del mar. Actúa como una capa protectora natural que filtra el paso de los rayos solares UV-A y absorbe la potente radiación ultravioleta UV-B, impidiendo que sus componentes dañinos atraviesen la atmósfera y caigan directamente en la superficie terrestre. De esta manera, la función de la capa de ozono es permitir la vida en el planeta. Pero en los últimos cien años, el hombre ha sido responsable de que esa capa haya comenzado a deteriorarse.
En 1974 se publicaron por primera vez cuáles eran las principales amenazas para la conservación de la capa de ozono, y en 1985 se descubrió que había un agujero en la capa de ozono sobre el casquete antártico, gracias a que determinadas sustancias generaban el agotamiento del ozono. Esto encendió las alarmas mundiales y despertó una preocupación que se mantiene vigente.