En el mundo existen más de 7.000 millones de habitantes y se produce el doble de alimentos de lo que tal cantidad de personas necesita para subsistir. Sin embargo, según el último informe de la ONU sobre El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019, 820 millones de personas tienen hambre. ¿Por qué? por diversas razones, como lo vimos en el apartado anterior, pero una de ellas, y quizás la más preocupante es la disponibilidad y el acceso a los alimentos. Si bien se produce más de lo necesario, no todo es saludable ni todo llega a donde debe llegar.
La rápida expansión del comercio internacional de alimentos ha saciado la sed de ganancias de los grandes productores dejando por fuera a quienes carecen de recursos. El sistema se ha vuelto totalmente excluyente, ni equilibrado ni equitativo, dando prioridad a acuerdos comerciales que en poco o nada favorecen a los pequeños agricultores que son realmente los que producen 80% de los alimentos del mundo, y valga decir que muchos de ellos también padecen hambre, pues, las condiciones impuestas por un mercado altamente especulativo cercena sus posibilidades de importación y exportación y les condena a la pobreza.