Los cambios que se vienen registrando en las aguas profundas pueden conducir a la migración en masa de las especies, y con ello a una homogeneización de la biodiversidad marina a escala planetaria. Esto implicaría dos escenarios igual de preocupantes: la disminución del número de especies en las regiones de aguas más cálidas y el drástico aumento en las regiones más frías.
Así que esto supone dificultades para los pequeños peces que viven a unos 1000 metros de profundidad y que desempeñan un papel clave en la cadena alimentaria pues sirven de alimento para los atunes, calamares y otras especies depredadoras más grandes. Esto, según indican, puede traer problemas para el funcionamiento de los ecosistemas y la pesca comercial.