La construcción de las islas artificiales de China ha matado básicamente todo lo que vive alrededor de los arrecifes de coral dejando pocas opciones para la restauración y el surgimiento de nuevas vidas.
La creación de islas artificiales, centrales hidroeléctricas y granjas de peces se ha convertido en la excusa perfecta para adentrarse en el mar con interés económico, territorial y político. Ni de lejos, medioambiental.
La velocidad climática en el océano aumenta y la biodiversidad se ve comprometida. Es la conclusión de un estudio conjunto entre científicos de la Universidad de Queensland y la Universidad de Hokkaido.