En 1937, en Uganda (África) se identificó como una enfermedad infecciosa, un arbovirus incluido dentro de la familia Flaviviridae, y del género Flavivirus, que es también responsable de otras enfermedades como la fiebre amarilla, el dengue y el Zika.
Los primeros casos confirmados fueron en caballos y aves, pero posteriormente se conocieron casos de infección humana en las zonas naturales y rurales de África, Asia, Europa y Australia.
En 1999, el virus circuló por Túnez e Israel y fue importado a Estados Unidos, donde el brote epidemiológico fue de gran magnitud. En el 2018, le tocó a la Unión Europea, con mayor incidencia en Italia, Rumanía, Grecia y Hungría.