Otro trabajo, fechado en el año 2014, contabilizó más de 12.000 brotes de 215 enfermedades contagiosas entre 1980 y 2013. El 56% de esas enfermedades eran zoonóticas. Para estos y otros investigadores, la causa de ese comportamiento se encuentra en la relación depredadora del humano con los ecosistemas.
Si el ser humano persiste en explotar recursos de manera indiscriminada, horadando los ecosistemas y su biodiversidad, de manera probable seguiremos asistiendo muchas veces a nuevos brotes de enfermedades zoonóticas, nuevas epidemias y pandemias.
Según cifras ofrecidas por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el 60% de las enfermedades infecciosas de los humanos tiene un origen zoonótico, y ese porcentaje se eleva a 75% si se trata de las llamadas enfermedades emergentes, como el ébola, el VIH, las gripes aviarias, las SARS o el zika.
Anne Larigauderie, ecologista de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de Ecosistemas (IPBES), asegura que el proceso por el que un virus llega de un vertebrado a un humano es complicado, pero sin duda es provocado por la acción del hombre.
En una entrevista reciente concedida a Europa Press, Jane Goodall, la destacadísima primatóloga que le ha dedicado su vida a la defensa de los ecosistemas y la biodiversidad, afirmaba rotunda que la pandemia era una consecuencia directa de la destrucción de la naturaleza y la falta de respeto hacia los animales por parte del ser humano.
“Los bosques son destruidos por las empresas madereras, la población humana crece y el ganado se traslada, los animales salvajes tienen menos espacio. Se juntan. Eso lleva a los virus”, afirma. Antes de finalizar su comparecencia, evaluó la situación actual, asegurando que habrá más pandemias en el futuro.