Con la agricultura celular se reducirían entre 15% y 20% las emisiones de gases de efecto invernadero, se minimizaría la cantidad de agua utilizada en la producción de alimentos y se evitaría la deforestación de grandes terrenos para la ganadería.
Las aguas subterráneas dejarían de ser contaminadas con microorganismos, parásitos y restos de medicamentos que son administrados masivamente al ganado.
Con la producción de carne sintética se disminuirían los riesgos de la inseguridad alimentaria advertidos por la FAO: para el año 2050 habrá más de 9000 millones de personas en el planeta, lo que incrementará la demanda global de alimentos, especialmente, de carne.
La producción de carne sintética o in vitro, implica menor dependencia de insumos externos como fertilizantes y alimentos.
Para quienes velan por los derechos de los animales; aun y cuando al ganado se le hace una biopsia para extraer las células requeridas, la producción de carne sintética conserva la vida del animal, reduce su explotación y el sufrimiento al que es sometido por la industria ganadera.