Aunque Estados Unidos ha decidido dar este paso hacia atrás, es posible que el país retome el sendero del multilateralismo y los compromisos medioambientales en un futuro no tan lejano.
Siguiendo las formalidades, la salida se haría efectiva en noviembre de 2020, tiempo en el que el país decide quién ocupará el Despacho Oval durante los próximos cuatro años. Sin embargo, hasta tanto eso pase y se conozca si el próximo mandatario volverá a ratificar el acuerdo climático o se alineará a la postura de Trump, los gobiernos estatales, locales y empresas pueden impulsar sus propias medidas a favor del ambiente.
Tal es el caso de Los Ángeles, Nueva York, Houston y Orlando, por ejemplo, donde se ha ratificado el compromiso de optar por invertir en energías renovables. También está haciendo su parte la Alianza Climática de Estados Unidos y la coalición “We are still in” (Seguimos dentro) que agrupa a gobernadores, alcaldes, inversores, universidades, entre otras organizaciones que mantienen firme su intención de seguir la hoja de ruta del Acuerdo de París y lograr el objetivo de reducción de emisiones. Incluso, grandes empresas tecnológicas estadounidenses como Apple, Google y Microsoft han manifestado su apoyo al acuerdo global.
Todos están dispuestos a redoblar esfuerzos aun cuando no cuenten con el apoyo del gobierno federal y esto puede reducir el impacto de la salida formal de Estados Unidos del acuerdo.