Tanto la producción como el consumo de carne han aumentado de manera exponencial con el paso de los años y el crecimiento poblacional. Desde el año 1800 hasta la actualidad, se ha multiplicado por 25. Tan solo en España, “cada persona consume de media al año 100 kg de carne. La media mundial es de 40 kg…”. Y para el 2050 la proyección es aún más preocupante: 9.600 millones de personas en el mundo y un consumo de carne multiplicado por siete.
Por eso, el llamado es a frenar el consumo de carne. Desde AnimaNaturalis consideran que “cambiar la alimentación para salvar el planeta es una medida que no podemos seguir postergando”. De ahí que su recomendación es reemplazar el consumo de carne por una dieta rica en vegetales. De esta manera, según indican sus reportes, se produce 50% menos de CO2, se usa solo 1/13 de agua, 1/11 de petróleo y 1/18 de tierra.
Añade un estudio de la Universidad de Oxford, que una alimentación vegetariana disminuye en 63% la emisión de gases de efecto invernadero, y hasta en 70%, una vegana.
Valga la ocasión para recordar aquel momento del 2018 cuando un informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la Organización de las Naciones Unidas aseguraba que cambiando nuestros hábitos alimenticios podemos contribuir en 20% a evitar el aumento de la temperatura global.
Pero, la protesta de AnimaNaturalis no es solo por la contaminación ocasionada por el sector ganadero, sino también por el maltrato al que es sometido el ganado. Vacas, cerdos, gallinas, y todo animal del cual pueda sacar provecho la industria, es maltratado, sometido al hacinamiento, sacrificado y descuartizado. Razones suficientes para que esta organización y otras, como “Animal Rights Watch” pidan acabar con la ganadería con fines económicos y velar por el derecho a la vida de cada animal que cumple un rol fundamental en el ciclo natural.