El éxito del programa de reciclaje del país nórdico, basado en el modelo de economía circular, ha provocado que países de la talla de China, India, así como Australia, se muestren interesados en él y ya de a poco vayan poniendo en práctica sus propios proyectos.
Si nos quedamos en Europa, tenemos que países como Alemania y Lituania están logrando resultados similares a los de su aliado escandinavo, y es que estos dos han puesto en marcha planes similares a los de Noruega.
Si nos quedamos con el caso de Lituania, tenemos que este país poseía una tasa de reciclaje de un 34% antes de poner en marcha el plan, tras la implantación de un sistema de depósito aumentó en apenas dos años su tasa de reciclaje al 92%.
Pese a los esfuerzos de estos grandes, necesaria es la adopción de más conciencia y es que el año pasado unas 150.000 botellas de plásticos engrosaron las cifras de desperdicios, de haberse reciclado, estas habrían ahorrado suficiente energía para abastecer a unos 5.600 hogares durante todo un año.
Si bien Noruega está realizando muchísimos esfuerzos a fin de cambiar su matriz energética, queda mucho por hacer a escala mundial.