Comencemos por desglosar el nuevo término. Nació de la comunión entre biología y hackeo.
Bilogía es la ciencia natural que estudia a los seres vivos; mientas que hackeo se refiere a la manipulación o modificación de un sistema informático. Según el Diccionario de la Lengua Española de la RAE, se refiere a “acceder sin autorización a computadoras, redes o sistemas informáticos, o a sus datos”.
Dos términos que se han fusionado para crear la “ciencia” que se basa en la aplicación de técnicas médicas, nutricionales y electrónicas para modificar especies, ampliar o mejorar habilidades mentales, motoras y físicas e incluso, corregir enfermedades o crear nuevas funciones. El laboratorio donde experimenta es el propio ser vivo.
Para ello, los biohackers o biólogos alternativos utilizan la ingeniería genética, transforman genes, los quitan de un organismo y los ponen en otros, o les implantan dispositivos electrónicos. En todo caso, someten al organismo, ya sea vegetal, animal o humano, a ensayos físicos que por lo general implican la exposición a elementos químicos.
Bajo esa lógica, aseguran que es posible reparar genes y corazones, curar o prevenir enfermedades, y hacer personas más rápidas e inteligentes.