La población total de osos polares se estima entre unos 20 o 25 mil ejemplares, una cantidad que no es mucha y que podría verse reducida en un futuro cercano, y es que el oso blanco se encamina hacia la extinción.
La región del Ártico, se ha visto en los últimos años afectada; por ejemplo, el área del Golfo de Obi al mar de Barents, era una zona en la que los osos polares solían ir en busca de comida, pero ahora ha sido tomada por barcos gigantescos que transportan gas licuado y que a su paso van destruyendo el hielo.
Además, hay que tener en cuenta que la región del Ártico es rica en energía y minerales, no solo se estima que allí se encuentre el 25% del oro negro que queda por explorar en el planeta, sino que se prevé que debajo de esa superficie se encuentre materias primas como; carbón, hierro, oro, zinc, plata, entre muchas otras.
Esa riqueza la hace un lugar atractivo para la ambición que al final de cuentas trae consigo, destrucción.
Si a esa destrucción provocada por el hombre se suma, la que genera el cambio climático, tenemos que actualmente los osos polares están rodeados de un entorno devastador que amenaza su subsistencia.
En los últimos 25 años, el nivel del hielo en el ártico se ha visto reducido enormemente, una realidad que parece no revertirse y que por consiguiente amenaza aún más a los osos polares, quienes pronto se verían obligados a dejar de cazar en el mar helado, viéndose confinados a las orillas de los lagos y los archipiélagos cercanos al polo.
El deshielo se ha acelerado de una forma dramática en la actualidad, National Geographic ha destacado recientemente que hoy en día en el ártico existe un 50% más de agua producto del deshielo, si se compara con el inicio de la era industrial, tan solo en el siglo XX se ha producido el 30% de ese incremento.