Por ello, han surgido entre ambos países ciertos episodios hostiles incluso, con un tono belicista similar al empleado a mediados de los 80 cuando por poco Egipto dio la orden de ataques a Jartum, por considerar que amenazaba su caudal.
En el 2013, también faltó poco para la ejecución de un ataque aéreo contra la GERD en Etiopía, pero poco a poco los egipcios han ido suavizando su discurso. En el 2018, mientras desde Etiopía se prometió no afectar a Egipto con la puesta en marcha de la presa, El Cairo descartó la opción militar como forma de solucionar el conflicto.
Por su parte, Sudán que ha tenido que lidiar en los últimos años con una ola de protestas continua, inicialmente también estaba preocupado por el período y las condiciones de llenado de la presa. Ahora, ha cambiado de opinión. Cree que la Gran Presa del Renacimiento no solo servirá para dotarle de electricidad, sino que también mejorará el suministro de agua en el país y evitará los riesgos de inundaciones en las zonas costeras.