Este es un plan piloto, que busca definir el comportamiento del transporte eléctrico según la geografía o el clima y así definir, dónde su uso es viable y donde no.
La idea es ir preparando la viabilidad de todo el país para que el uso del transporte eléctrico se extienda a todos los rincones de la nación y que cada vez más ciudadanos se sientan motivados a invertir en vehículos eléctricos.
Tener datos certeros sobre los rendimientos de los autobuses eléctricos, su autonomía y qué tipo de tecnología es más recomendada dependiendo de cada ruta.
Vecinos latinoamericanos como Chile, México y Colombia sirven también de apoyo, puesto que las autoridades acudirán a estas naciones para informarse sobre cómo ha sido la experiencia en esos países que ya tienen en circulación estos prototipos.
Las más de 10 empresas que han decidido enrumbarse en esta aventura, instalarán cargadores en sus planteles para alimentar cada uno de los 15 autobuses eléctricos.
Por su parte, la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos estará a cargo de establecer una tarifa diferenciada para la prestación del servicio de transporte eléctrico.
En 2018 Costa Rica lanzó el Plan Nacional de Descarbonización que apunta a eliminar el uso de combustibles fósiles para el año 2050. El transporte colectivo juega un papel clave en esa meta, por ello la urgencia de diversificar la matriz operativa.