A finales de marzo del 2018 regresaron a San Francisco, California (Estados Unidos) dos unidades tras 8 meses de navegación a través del océano Pacífico. Una travesía que sirvió para recolectar datos en tiempo real sobre la calidad y temperatura del agua, las corrientes marinas y las condiciones del aire y la atmósfera. Información que se transmitió con la ayuda de enlaces de satélites.
Y en el 2019 una de estas naves no tripuladas circunnavegó la Antártida en una misión que duró 196 días y que recorrió 22.000 kilómetros soportando temperaturas bajo cero, olas de 15 metros de altura y choques con grandes icebergs.
Las misiones de los saildrones siguen en pie y los datos recabados aún son analizados y medidos para dar respuestas con mayor exactitud a grandes interrogantes sobre el impacto del cambio climático en los océanos.
Bienvenidas sean las iniciativas que nos ayudan a conocer y cuidar nuestros océanos que son más que vastas masas de agua y hermosos paisajes; son fuentes de alimentos, de recursos minerales y energéticos y albergan gran variedad de formas de vida.