Una investigación realizada en el año 2012 por el doctor Hugh Taylor, médico y jefe del Departamento de Obstetricia, Ginecología y Ciencias Reproductivas de Yale, demostró que hay “bases biológicas” que sugieren que el uso del teléfono móvil durante la etapa del embarazo puede causar trastornos de conductas en los niños, entre ellos, la ansiedad.
Si bien este estudio ha sido poco valorado por haberse realizado con pruebas en ratones gestantes y no en mujeres embarazadas, han surgido otros informes que reafirman esa premisa.
Hay un estudio conjunto entre universidades de Estados Unidos y Dinamarca que analizó a 130.000 niños en 2017, y que reveló que el uso del teléfono puede ocasionar desórdenes de comportamiento en edad escolar. Según los resultados, 54% de las madres que utilizaron teléfonos móviles durante el embarazo tuvieron hijos con hiperactividad y dificultades para relacionarse con sus padres, problemas que fueron aumentando con la mayor exposición a las radiaciones, sobre todo en aquellos niños que utilizaron el móvil antes de los siete años.
Por otra parte, hay un artículo publicado en Scientific Reports que da cuenta de que en las mujeres embarazadas que se exponen a altos niveles de radiación producidos por los dispositivos móviles durante sus rutinas diarias, se triplican los riesgos de abortar.