En principio, se celebraría en Brasil, pero el presidente Jair Bolsonaro sorprendió desligándose del compromiso. Luego se le asignó a Chile, pero las protestas antigubernamentales impidieron la organización, y eso llevó a pensar rápidamente en otra opción: España. El país ibérico debió preparar el escenario en tiempo récord.
Hubo mucha premura, pero esta vez nada impidió que se instalara en Madrid la edición n°25 de la Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25) bajo el lema “Tiempo para actuar”. El encuentro acogerá, del 02 al 13 de diciembre, aproximadamente a 25.000 personas, entre jefes de Estado y de Gobierno de diferentes países, representantes del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), líderes empresariales, científicos y organizaciones ambientalistas de todo el mundo.
La ceremonia de apertura arrancó con la intervención del presidente de Gobierno de España, Pedro Sánchez, quien fue enfático al decir que ante la situación climática que experimenta el planeta por estos días “no hay más alternativa que actuar con hecho”. El mandatario estuvo acompañado del Secretario General de la ONU, António Guterres, que espera que, en esta cita y en lo sucesivo haya una clara “demostración de una mayor ambición y compromiso que muestre responsabilidad y liderazgo” de los países.
Como era de esperarse, también se pronunció quien ahora preside la Cumbre del Clima, la ministra de Medio Ambiente de Chile, Carolina Schmidt. Se mostró agradecida con “el espíritu de cooperación y colaboración” de España toda vez que su país tuvo que cancelar la celebración de esta conferencia debido al estallido social que sacudió a la nación. Reiteró que, pese a ello, “No renunciamos a la convicción profunda de la relevancia que tiene para los ciudadanos de Chile y del mundo dar la batalla con sentido de urgencia por una acción climática ambiciosa, con una transición justa y con un enfoque especial en el impacto de las políticas para las personas y los países más vulnerables”.
Así se dio inicio a las 450 actividades preparadas para abordar temas como la transición justa, salud, género, finanzas sostenibles y, por supuesto, sesiones de negociaciones que permitan elevar la ambición climática.