Desde las filas del gobierno se anunció que queda prohibido indefinidamente el proceso de fracturación hidráulica para la obtención de gas o petróleo. Una medida “con efecto inmediato” y que según la secretaria del Ministerio británico de Energía, Empresa y Estrategia Industrial, Andrea Leadsom, durará hasta que la ciencia certifique (o no) la seguridad de este método de extracción y la escasa o nula probabilidad de generar sismos.
Así respondió Inglaterra a un informe emitido por la Autoridad del Petróleo y Gas en el que analizó un sismo de 2,9 grados en la escala de Richter presuntamente ocasionado por la empresa extractora Cuadrilla, en Preston New Road, en Lancashire el pasado mes de agosto.
Entre sus páginas, el informe advierte que “actualmente no es posible predecir con precisión la magnitud o probabilidad de los terremotos relacionados con las operaciones de fracking hidráulico” ni descartar «consecuencias inaceptables» a quienes vivan en las cercanías de las prospecciones del fracking, donde se rompen rocas y capas del suelo con la inyección de agua y químicos a alta presión.
Teniendo en cuenta esas consideraciones, el gobierno ha advertido a las compañías que no está dispuesto a respaldar futuros proyectos de explotación de petróleo y gas en yacimientos no convencionales.
De esta manera quedan suspendidos los trabajos exploratorios que se estaban ejecutando con el fin de adjudicar nuevas áreas de explotación de gas esquisto, “hasta que se proporcione evidencia adicional de que se puede llevar a cabo de manera segura” sostenible y con la mínima perturbación para quienes hacen vida en las áreas limítrofes a las reservas de gas, agregó el Gobierno Británico.