Vivimos en un mundo radiactivo, y la radiación siempre ha estado a nuestro alrededor como parte del entorno natural. Se estima que una persona promedio recibe una dosis total anual de aproximadamente 0,62 rem de todas las fuentes de radiación, un nivel que no se ha demostrado que cause daño a los humanos.
De este total, las fuentes naturales de radiación, incluido el radón y el gas torio, la radiación natural del suelo y las rocas, la radiación del espacio y las fuentes de radiación que se encuentran naturalmente en el cuerpo humano, representan el 50 por ciento. Los procedimientos médicos, como la tomografía computarizada y la medicina nuclear, representan otro 48 por ciento. Y otros pequeños contribuyentes a la baja exposición de la población, incluyen productos y actividades de consumo, usos industriales y de investigación, y tareas ocupacionales.