La incesante demanda del panga se tradujo en un sistema de producción masivo poco sostenible, cuyo impacto perjudicial en el medioambiente es innegable.
La mayor cantidad de este pescado procede de la acuicultura intensiva. Miles de pangas son criados en cajas flotantes, en jaulas, charcos o en balsas excavadas en la tierra, donde se les limita su capacidad para movilizarse, se les alimenta sin parar y se les somete a grandes niveles de contaminación generada por químicos, medicamentos, residuos y excrementos.
Aunque también es producido en Tailandia y Bangladesh, es uno de los principales productos de exportación mundial de Vietnam. Este país asiático ha dedicado, para la cría de pangas, más de un millón de hectáreas del delta del río Mekong, uno de los más contaminados del país. Este ecosistema de manglar está siendo destruido debido, precisamente, a la producción de esta especie; y por la presencia, en sus orillas, de empresas industriales y viviendas que lanzan allí sus vertidos.