Los países más industrializados son los mayores exportadores de residuos electrónicos. Los envían a los menos desarrollados, donde por lo general hay altos niveles de pobreza e insalubridad.
Los principales productores de desechos electrónicos son Australia, China, la Unión Europea, Norteamérica, Corea del Sur y Japón. Sin embargo, cada país maneja sus propias cifras.
Mientras que en Estados Unidos cada persona genera alrededor de 20 kilogramos de chatarra electrónica anualmente, un europeo produce unos 17,7 kg y un africano tan solo 1,9 kg cada año.
En España, se generan 21 millones de toneladas de desechos al año, de esta cantidad 200.000 toneladas son residuos electrónicos, según datos de Eurocast. De esta manera se convierte en el quinto país que más residuos electrónicos genera en la Unión Europea, desplazando a Alemania, Reino Unido, Francia e Italia.
Estos desechos, por lo general, no acaban en plantas de tratamiento sino que terminan en vertederos a cielo abierto, principalmente en países occidentales. Asia y África son los grandes receptores de estos residuos.
En algunos países, como Nigeria por ejemplo, el cobre y el oro presentes en muchos de los artículos electrónicos que van a la basura resultan atractivos para el reciclaje y la reventa de materiales plásticos y metales preciosos, una actividad que involucra a unas 1000.000 personas en el país.
En la ciudad de Guiyu, en China, al menos 150.000 personas se encargan de tratar este tipo de basuras; mientas que en Ghana (África), estos vertederos emplean indirectamente a unas 30.000 personas y aportan entre 105 y 268 millones de dólares al país cada año.
Cabe aclarar que, en muchas de las áreas de trabajo de este tipo de actividades, por lo general, no hay buenas condiciones laborales, ni dignas ni muchos menos seguras.