Los agentes que deterioran las características del agua son de naturaleza diversa, basta que su concentración en el cuerpo receptor sea superior a los valores naturales, para que sean catalogados como contaminantes. Entre los principales tipos de contaminantes se encuentran los físicos, químicos y biológicos:
- Contaminantes físicos son los que alteran principalmente las propiedades organolépticas del agua, modificando su color, olor, sabor, temperatura y disminuyendo su transparencia por la adición de sólidos suspendidos y sedimentables. Este tipo de contaminante es el que más se percibe por los sentidos, debido a que los cambios son evidentes para el ser humano; sin embargo, no siempre son los más peligrosos.
Cuando los ríos, lagos o mares están contaminados por componentes físicos, lo primero que se afecta son las actividades sociales y económicas que se desarrollan en ese cuerpo de agua. Se restringen o desaparecen las actividades deportivas o de recreación que se practicaban en esa zona, así como también, disminuyen los ingresos económicos que generaba, por ejemplo el río, para la comunidad que anteriormente los percibía de la pesca y cría de productos marinos. Es lógico que nadie quiera bañarse o entrenar en un agua con olor, sabor o color desagradable o diferente al convencional, y mucho menos, ingerir productos marinos obtenidos del cuerpo de agua contaminado.
- Contaminantes químicos corresponden a aquellas sustancias que cambian las características propias del agua como es su pH, acidificándola o alcalinizándola, y que además, añaden componentes extraños como metales pesados, compuestos orgánicos (proteínas, carbohidratos, grasas, aceites), compuestos tensoactivos, nutrientes (compuestos con nitrógeno y fósforo), entre otros. En muchos casos estos contaminantes no pueden ser percibidos directamente por los sentidos y son ingeridos o absorbidos por los seres vivos, provocando alteraciones diversas que pueden evidenciarse a corto o largo plazo, dependiendo de la concentración de los contaminantes en los cuerpos de agua.
Entre los principales efectos negativos causados por los contaminantes químicos se debe mencionar la disminución de la concentración de oxígeno disuelto en los cuerpos de agua. Un cuerpo de agua natural, libre de contaminación, tiene aproximadamente 6 mg/L de oxígeno disuelto, que corresponde a la concentración requerida para el crecimiento y reproducción normal de los seres marinos.
Casi todos los organismos acuáticos necesitan respirar oxígeno para sobrevivir, es decir, son seres aerobios. Durante el proceso de descomposición de los compuestos orgánicos, se requiere consumir oxígeno para degradarlos a CO2 y agua (productos finales del proceso de oxidación), por tanto, se crea una competencia entre el oxígeno requerido por los seres acuáticos y el oxígeno requerido para el proceso de oxidación de las sustancias orgánicas. Según el grado de contaminación del agua, este consumo de oxígeno puede ser muy alto, dejando a los organismos acuáticos, sin oxígeno y causando su muerte.
Cuando la contaminación del agua ocurre por la adición de metales pesados, provenientes en su mayoría de las actividades antropogénicas (realizadas por el hombre), se produce un efecto negativo de bioacumulación en los seres vivos. Muchas de las sales formadas con metales pesados como el plomo, cadmio y mercurio son tóxicas y solubles en agua, lo que produce que sean fácilmente ingeridas o absorbidas por los organismos acuáticos, acumulándolas en su estructura e incorporándolas en la cadena trófica. Es decir, organismos acuáticos pequeños sirven de alimento a otros más grandes, quienes a su vez se contaminan por la ingesta de estos organismos inferiores que acumularon metales pesados y así avanza la acumulación de los metales en la cadena alimenticia hasta llegar al hombre, quien ingiere estos productos marinos que tienen almacenados en su músculos y vísceras los metales pesados.
El problema adicional que tiene la bioacumulación de los metales pesados, es que se magnifican llegando a afectar en mayor medida, la salud de los organismos superiores que los consumen, en el hombre producen ceguera, amnesia, raquitismo o incluso la muerte.
Finalmente, cuando los contaminantes químicos son ricos en nitrógeno y fósforo, producen una acumulación en los cuerpos de agua que los enriquece de nutrientes, favoreciendo el crecimiento de plantas superiores que no son típicas en estos medios, causando el problema de eutrofización de los ríos, lagos o mares, es decir, la muerte del cuerpo de agua por el crecimiento desmedido de plantas superiores que cubren la superficie del agua y evitan el ingreso de los rayos del sol, interrumpiendo u obstaculizando el proceso de fotosíntesis que las algas realizan para mantener normales los niveles de oxígeno disuelto para la vida acuática.