Expertos en bioelectromagnetismo advierten también que las personas con hipersensibilidad a los campos electromagnéticos pueden ser más vulnerables ante esta tecnología, pues emitirá frecuencias más altas que las tecnologías anteriores. Agregan que el número de personas con esta patología puede aumentar y acentuarse en niños.
Otros van más allá y aseguran que pueden aumentar los casos de cardiopatías, enfermedades neurológicas y cognitivas como Alzheimer y autismo, e incluso, de infertilidad.
Magda Havas, profesora de Ciencias Ambientales de las universidades canadienses de Toronto y de Trent, agrega que la contaminación electromagnética generada a partir de la tecnología 5G puede desencadenar un nuevo tipo de diabetes.
Todos estos señalamientos han dado pie a que Bruselas optara por bloquear la implementación de esta tecnología. Es la primera ciudad en hacerlo pues considera que es parte de la contaminación electromagnética. Alega, además, que no es compatible con los estándares de seguridad de radiación belga.
Mientras tanto, Ecologistas en Acción denuncia que se está implementando esta tecnología sin evaluar los posibles efectos sanitarios y ambientales. Y es que pese a toda la documentación existente, hay muchos países que han decidido darle luz verde a esta tecnología en desarrollo y favorecer entonces intereses privados, políticos y, por supuesto, económicos que argumentan, a favor de sus bolsillos, que no hay evidencias respetables ni suficientes de posibles efectos adversos de la 5G en lo que a salud se refiere.