Las escuelas bosque no son una tendencia de reciente aparición. Desde principios de la década de los 90 se vienen poniendo a prueba varias experiencias en países nórdicos y el Reino Unido, y desde ahí se han ido replicando hacia varios países de Europa y Latinoamérica.
Esta experiencia educativa fundamenta sus raíces en una nutritiva herencia de aprendizaje al aire libre, que tiene entre sus promotores a filósofos, naturalistas y educadores de la talla de Baden Powell, Wordsworth, Ruskin o las hermanas Macmillan.
Según lo relata la bióloga e investigadora Nitdia Aznarez-Aloy en su blog sobre escuelas bosque, este movimiento docente está muy marcado por las influencias de pedagogos y filósofos como Pestalozzi, Rudolf Steiner o María Montessori.
La filosofía de este novedoso modelo educativo bebe directamente de las fuentes del concepto Friluftsliv de los países escandinavos. Friluftsliv es un vocablo que se traduce literalmente como libertad-aire-vida y establece los fundamentos del pensamiento que busca restablecer la conexión del ser humano con la naturaleza.
La singularidad es otra de las características que distingue a este modelo de aprendizaje. No hay una escuela bosque que sea similar a otra, así como no existen dos personas iguales. Asegura Aznarez-Aloy que al tratarse de un proceso pedagógico inspiracional, no existen límites sino oportunidades.
Una escuela en el medio forestal puede establecerse bien en un bosque, una playa o un parque urbano, siempre en contacto con la naturaleza.