La conjunción del entrenamiento lúdico pero exhaustivo, con un extraordinario sentido del olfato y la audición, convierten a los perros en los salvadores de cientos de personas alrededor del mundo cada año.
Aunque hay que matizar que el trabajo de estos animales puede llegar a ser muy demandante. Tanto, que a menudo deben ser “jubilados” antes de tiempo por los daños físicos que sufren durante su loable labor.
Se sabe que después de la tragedia de las Torres Gemelas de Nueva York, en el año 2001, muchos perros dedicados al rescate fueron diagnosticados con problemas emocionales ante la imposibilidad de encontrar su recompensa: gente con vida.
Llegados a este punto, es necesario aclarar que los entrenamientos no son solo para encontrar vida o personas con vida. Hay perros que reciben entrenamiento para encontrar cadáveres o restos humanos.
Aunque esta parte del trabajo de rescate no es tan noble y amable, los perros especializados en hallar restos humanos, conocidos como perros de venteo, pueden ayudar a resolver crímenes o darle un mejor destino a los restos de alguien que perdió la vida en una catástrofe, natural o no.