El cultivo se lleva a cabo en alta mar o bien en estructuras especiales que se llenan con agua del mar. Las especies cultivables incluyen peces, mariscos, y algas marinas. Quienes practican esta modalidad de acuicultura aseguran que posee una serie de ventajas porque se hace en mar abierto. Esta característica le confiere a la producción que se obtiene unas cualidades especiales de sabor y calidad superiores a la producción obtenida en estanques hechos en tierra.
La maricultura representa una forma de obtener alimentos de manera segura y estable frente a una población mundial creciente que cada día demanda mayor número de calorías. Sus aportes a la producción mundial de alimentos es cada día más significativa.
Según datos de FAO, 820 millones de seres humanos se alimentan de la producción pesquera y la acuicultura. Sin embargo, es necesario establecer la diferencia que hay entre ambas actividades.
La pesca es una actividad extractiva y la maricultura es productiva. En la maricultura y en la acuicultura en general, la intervención humana es fundamental, pues es esta la garantía de que el proceso de crianza sea eficaz y que la producción sea óptima. Según datos de la FAO, los recursos pesqueros son cada vez más escasos, por diversos factores, lo que convierte a la maricultura en una forma de garantizar recursos para la alimentación.
La maricultura también se constituye en una alternativa viable y sostenible en la que pueden participar las comunidades y colectivos de pescadores que hacen vida en las costas. De esta manera se le quita presión a la población de especies marinas alimentarias que están sobre explotadas.