La actividad de confinar animales en un recinto para su exhibición al público es una costumbre que se inició en la antigüedad. En la historia de pueblos milenarios, como el egipcio o el chino, aparecen relatos sobre cómo se capturaban y se mantenían en recintos para intercambio, tributo, exhibición y como símbolos de poder y riqueza.
Con el auge del imperialismo europeo en el siglo XVI, el viejo continente se llenó de especies exóticas llevadas desde las colonias, aunque muchas morían en el traslado. La versión más conocida de los parques zoológicos, como instalaciones donde se exhiben animales con fines recreativos, es del siglo XVIII. Se trata del Zoológico de Schönbrunn que data de 1765 y se considera el zoológico más antiguo en funcionamiento.
En el continente americano el zoológico más antiguo está en Nueva York, inaugurado en 1864. Esta institución cuenta con una de las colecciones de especies animales más grandes del mundo. Varias ciudades alrededor del mundo, entre ellas Bombay, Tokio, Barcelona o Berlín, cuentan con importantes parques zoológicos que gozan de prestigio y en sus espacios se protege y se investiga a la fauna silvestre.
Aunque todavía persisten en muchos sitios el enfoque antiguo de mera exhibición con fines recreativos, la orientación de quienes administran en la actualidad algunos zoológicos, tiene que ver con la conservación de especies amenazadas.
Son centros donde se hace investigación dentro de sus recintos y también en los espacios naturales de las especies. Es lo que se conoce como investigación in situ y ex situ. Y es precisamente esta característica lo que permite diferenciar un zoológico moderno de uno antiguo.