La Inteligencia Artificial (IA) puede contribuir de manera significativa en el diseño de herramientas que faciliten las tareas como la conservación, la preservación de los recursos naturales, los ecosistemas y sus servicios o la adaptación y la resiliencia.
El manejo de datos es una parte fundamental del trabajo en la ciencia ambiental. La reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero pasa por manejar las condiciones de salud de los ecosistemas del planeta, así como lo relacionado con el aire, el agua, los suelos o la diversidad biológica.
Según lo aseguran los especialistas en informática, el uso de Inteligencia Artificial (IA) no solo permite manejar un gran volumen de datos sino que es posible hacer relaciones entre la información estructurada como la numérica y la información no estructurada como los mapas o las imágenes.
Si bien es un hecho que los recursos naturales en el planeta son cada vez más escasos y más contaminados, también es un hecho que la ciencia trabaja a paso redoblado para alcanzar herramientas que permitan contrarrestar el deterioro medioambiental.