Organismos multilaterales como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, vienen alertando sobre cómo el cambio climático será especialmente letal en contra de la infancia. En el año 2015, de cara a la Cumbre de Cambio Climático de París (COP21), elaboró un riguroso informe donde se urgía a tomar decisiones urgentes para frenar el impacto del calentamiento global sobre los niños, de manera particular con los menos favorecidos.
En el referido informe titulado Unless we act now (A menos que actuemos ahora), se advierte sobre como las fuertes sequías, intensas olas de calor, inundaciones de carácter catastrófico, contaminación del aire, todas manifestaciones asociadas al profundo deterioro de los ecosistemas y el cambio climático.
Los niños, los que menos responsabilidad tienen en la devastación del planeta, son los que acarrearán con las consecuencias más letales del cambio del clima producido por el actual modelo de desarrollo.
Cada generación de seres humanos nace con la voluntad de mejorar el mundo que encuentra. Los seres humanos de hoy tienen el compromiso con los más jóvenes de, no solo mejorar el mundo, sino salvarlo, nada menos. Los niños son, de manera particular, muy vulnerables porque tienen mayores expectativas de vida, pero no poseen el poder de acceder a las instancias de toma de decisiones.
Precisamente sobre el poder de decisión trata uno de los apartados de un estudio elaborado por más de 40 investigadores de todo el mundo, a instancias de la Organización Mundial de la Salud y Unicef. Con fecha de 2019, en las conclusiones los investigadores establecen que, de los 180 países evaluados, ninguno ha tomado las decisiones y medidas tendientes a mitigar y frenar los efectos del cambio climático sobre la salud, la vida y el futuro de los niños.