Una vez ahí iniciará su proceso de metamorfosis colectiva. Una señal de su llegada son los pequeños hoyos en la tierra, por donde emergen las ninfas. Se instalan en las hojas y salen de su exoesqueleto con una apariencia blanca y suave.
Luego adquirirán su atavío de adultas, de cuerpo verde, a veces negrísimo, e intensos ojos rojos y empezarán a volar, para satisfacción de los mapaches, tortugas, pájaros y científicos, que han esperado con paciencia su regreso. Un entomólogo de Virginia Tech, afirma: “Son grandes y son ruidosas, ¿Qué no se puede amar de ellas?”.
Las cigarras periódicas están consideradas unos de los insectos más ruidosos de la Tierra. El sonido, emitido solo por los machos, puede alcanzar más decibeles que una máquina de cortar césped. Su ciclo vital supera ampliamente el de cualquier insecto pero solo estarán al aire libre unos pocos días.
Al finalizar su metamorfosis hará gala de un tamaño importante, y le saldrán alas, aunque no podrá volar porque deberá esperar a que se sequen y se endurezcan. En esa etapa son vulnerables y son la presa favorita de las especies salvajes del bosque.
Cuando las hembras llegan a la madurez de sus órganos de reproducción, empieza su etapa de apareamiento, la cual llevan a cabo de manera intensa. Los machos se aparean con tantas hembras como pueden y las hembras van a poner de 500 a 600 huevos cada una.
Luego de ese ritual de apareamiento con visos de orgía, todos mueren. Luego los huevos eclosionarán y las ninfas caerán al suelo, donde harán un nido en la tierra y esperarán otros 17 años para reaparecer.