Muchas veces la aplicación de impuestos verdes o ambientales trae aparejados una serie de objeciones desde varios sectores de la sociedad. Desde el empresariado y los trabajadores a menudo se escuchan argumentos en contra de estos tributos pues se considera que inciden negativamente en la competitividad y en el empleo y terminan afectando a las capas menos favorecidas de la población.
Plataformas ambientalistas, que reúnen a varias organizaciones, afirman que frente al crecimiento de la desigualdad, tanto social y económica como de responsabilidad con los principales problemas de contaminación medioambiental, abogan por hacer reformas fiscales que estimulen las acciones positivas con el hábitat por parte de las capas de la población más vulnerables y que los actores económicos que más impactan al medioambiente sean los que más aporten al fisco.
Algunas políticas fiscales se han aplicado sin hacer diferencias en el nivel de responsabilidad que tiene cada factor de la ecuación económica. Si bien aplicar medidas impositivas para salvaguardar el maltrecho medioambiente es de clamorosa urgencia, su aplicación puede aumentar las desigualdades entre pobres y ricos.
Las emisiones de CO2 por consumo nunca podrán ser iguales entre quienes perciben una renta elevada y los que viven con salarios mínimos. Igualmente, en transporte y en emisiones de GEI las diferencias son sustanciales. Protestas de profundo calado social como la de los Chalecos Amarillos en Francia expresan como una medida, necesaria para el planeta, puede mover a la opinión pública en contra.
Las inquietudes de los grupos ecologistas surgen también porque la tasa de recaudación por concepto de impuestos medioambientales, al menos en la Unión Europea, ha descendido, tal como lo revela un informe de Fundación Alternativas, quienes presentan propuestas para España de manera particular, pero ofrece un panorama bastante claro sobre la fiscalidad verde en toda la Unión Europea.
Avanzar hacia una economía cero emisiones, que frene el calentamiento global y el cambio climático, es apremiante. La fiscalidad verde es una estrategia que de aplicarse de manera correcta, diferenciada y equitativa contribuye de forma efectiva en el cambio hacia un desarrollo sostenible.