Los estudios climáticos, centrados en el actual cambio climático, tienen en las mariposas unas magníficas aliadas, porque pertenecen a un grupo de insectos que ha sido estudiados de manera densa a escala geográfica y a lo largo del tiempo, lo que proporciona información muy valiosa acerca de la emergencia climática que enfrenta el mundo.
De tal manera, que de los cuatro estados de desarrollo por los que pasa una mariposa, dos dependen exclusivamente de las plantas. Las orugas son, básicamente, herbívoras, y los imagos, o mariposas adultas, se alimentan de néctar y de polen. Por lo tanto, las mariposas han estado dando pistas para el diseño de políticas de conservación.
Un ejemplo de ello es que la evolución y distribución eco-geográfica de ciertas especies de mariposas sudamericanas, ha permitido implementar novedosas políticas de estructuración y localización de reservas naturales, con el fin de reforzar la conservación de la riqueza de la flora y la fauna de la Amazonía.