Hasta ahora las opciones para disponer del cuerpo luego del fallecimiento son las tradicionales prácticas por todos conocidas: la inhumación y la cremación. Sin embargo hay muchos que desean cumplir al pie de la letra el pasaje bíblico que reza: “de la tierra vienes y a la tierra volverás”, aunque no sea necesariamente por razones religiosas sino por cierta inquietud ecológica o de amor por la Tierra.
En ese sentido, a principios de año, varios medios de comunicación recogieron la siguiente noticia: el estado de Washington, en Estados Unidos, aprobó que una empresa estadounidense pudiera ofrecer “compostaje humano” para funerales ecológicos. El servicio estará disponible, solo en el estado donde se aprobó, a partir del mes de diciembre de 2020.
La empresa que ofrece la “reducción orgánica natural”, tal como prefieren llamarle sus impulsores, se llama Recompose y sus directivos aseguran que el proceso mediante el cual se transforman los restos de un cuerpo humano en abono orgánico, se puede completar de forma segura en 30 días.
Antes de llegar a la aprobación legal, la empresa completó un estudio piloto con los cuerpos cadáveres de varios voluntarios. La directora ejecutiva de Recompose, Katrina Spade, asegura que la sensibilidad ante el cambio climático ha despertado el interés de numerosas personas. Al momento de su comparecencia en los medios, unas 15.000 personas se habían suscrito al boletín de la empresa.
Katrina Spade es arquitecta y proviene de una familia de médicos. Asegura que esta idea nace de la inquietud que le nació sobre su propia muerte y qué harían sus deudos con su cuerpo. Luego de investigar solo tenía las dos opciones conocidas, pero ninguna le pareció ni ecológica ni sostenible.