Gracias a las propuestas hechas por Foote, se sentaron las bases de la meteorología moderna, el efecto invernadero y la ciencia del clima. Aunque ella teorizó tras años antes que el irlandés John Tyndall, sobre el aumento de las temperaturas por gases de efecto invernadero, fue este último al que se le adjudicaron la paternidad del cambio climático como concepto.
Seguramente esta omisión se deba a que era mujer y que era muy activa en las luchas feministas. Eunice Foote fue una de las fundadoras del movimiento Seneca Falls Convention, una asamblea donde en 1848 se discutieron los derechos de la mujer a ejercer el sufragio.
John Perlin, un historiador e investigador de la Universidad de California en Santa Bárbara, en Estados Unidos, quien actualmente se encuentra escribiendo una biografía de Eunice Foote, se pregunta de manera crítica si Darwin se hubiese llamado Carol si habría corrido la misma suerte de Foote.
Considera el académico que es necesario desentrañar los misterios de la vida y obra de la científica y darles el justo reconocimiento pues fue Eunice Foote quien expuso las primeras líneas de investigación de lo que hoy se entiende como cambio climático.
Esta renovada inquietud por la figura de Foote se debe a un afortunado hallazgo hecho en el año 2011 por Ray Sorenson, un geólogo jubilado a quién no le faltaba el interés por las viejas revistas de ciencias y los trabajos publicados en ellas. Gracias a su trabajo de arqueo se encontró con un informe sobre el trabajo de Foote en una copia del Anuario de Descubrimientos Científicos de 1857.