Se pueden presentar algunas alergias alimentarias, como las que pueden producir otros invertebrados, como los camarones. Todavía falta investigación, pero el riesgo de transmisión de enfermedades de insectos a los humanos es más bajo si se les compara con algunos mamíferos o aves que han transmitido la gripe aviar o la EEB o la “enfermedad de las vacas locas”.
Si bien el contenido nutricional de los insectos varía de acuerdo a la etapa de sus vidas en que se encuentren, todas las investigaciones apuntan a que los insectos son fuente segura de proteínas y nutrientes de primera calidad.
Tienen mucho potencial además como complemento alimenticio en casos de desnutrición, por su alto contenido de ácidos grasos, similares a los del pescado.
Aún hace falta investigar, estudiar leyes y normativas sobre el procesamiento y la presentación ante los consumidores si se quiere masificar el consumo, pero el uso de insectos y arácnidos para la alimentación de humanos y de ganado es clave en un futuro cercano, sobre todo de cara a un mundo súper poblado y demandante de nutrientes y calorías.