La presencia del asbesto en Colombia está muy extendida. Una mina de asbesto, ubicada en la localidad de Campamento, Antioquia, produce 700 toneladas mensuales y les da trabajo a unas 200 personas. Cada año, 300 seres humanos mueren en Colombia por causa del asbesto.
El 11 de junio de 2019, la totalidad de la Cámara de Representantes del Congreso neogranadino aprobó el proyecto de ley que prohíbe producir, usar, comercializar y exportar asbesto en Colombia. Era la culminación de un trabajo de 12 años de intentos hundidos por conseguir eliminar este material.
Este logro fue posible gracias, en parte, al trabajo de la periodista colombiana Ana Cecilia Niño y Greenpeace Colombia. En el año 2016 la periodista creó una petición en la plataforma de Greenpeace para lograr prohibir en Colombia, y en toda Latinoamérica, el uso del asbesto.
Lamentablemente, Ana Cecilia falleció en 2017 por causa de un mesotelioma producto de la exposición al mortal material. Ella vivía en el barrio Pablo Neruda de Sibaté en Cundinamarca. En ese sitio se encuentra ubicada la fábrica de tejas Eternit.
Su esposo y su hija, y las miles de víctimas del amianto, junto a Greenpeace, continuaron la labor de lucha por la aprobación legislativa.
En el año 2017 la senadora Nadia Blel del partido conservador, presentó ante el congreso el proyecto de ley y lo llamó Ana Cecilia Niño, en honor a una luchadora que trabajó incansablemente por conseguirlo.
Hasta su aprobación en 2019, la ley en contra del asbesto en Colombia tuvo que enfrentar las presiones y lobbys de la industria del asbesto que pretendía conseguir que el Congreso colombiano cambiara la palabra prohibir por eliminar.
El caso colombiano demostró que la unión entre instituciones, organizaciones, la comunidad científica y los ciudadanos, es un poderoso músculo que logra cambios.