El fenómeno del dipolo comprende tres fases, que han sido denominadas como: positivas, negativas y neutras. Estas tres fases marcan las temperaturas de la parte oriental del Índico, que fluctúan entre el calor y el frío en contraposición a la parte occidental.
En la actualidad, el clima en el Índico presenta cierta estabilidad, puesto que los vientos discurren suavemente de oeste a este, haciendo que las condiciones meteorológicas en el océano sean estables. Sin embargo, y de acuerdo a las investigaciones realizadas, el calentamiento global podría afectar el comportamiento de los vientos.
Este impacto del calentamiento global en la dirección de los vientos provocaría que surgieran nuevas y extremas manifestaciones del clima en esa región del planeta, como la interrupción de los Monzones, esenciales para la vida en el África oriental y en Asia.
El dipolo del año 2019 estaba marcado por la fase positiva del fenómeno. Dicen los expertos que fue la más fuerte en 60 años. Esa fase positiva se tradujo en temperaturas más cálidas en el occidente del Índico y lo contrario en el lado este. El resultado: lluvias e inundaciones superiores a las promedio en el África oriental e intensas sequías en el sudeste asiático y Australia.
De acuerdo a los registros que se llevan del dipolo del Índico, este evento ya tuvo características extremas en los años 1961, 1994 y 1997. En promedio, los dipolos extremos ocurren cada 17 años. Si el calentamiento global se agudiza, para el año 2100 las manifestaciones más violentas de este fenómeno podrían darse cada 6 años.