Ese año, un censo reveló que había 150 cóndores en territorio ecuatoriano. Se trata del ave voladora no marina más grande de la naturaleza. Según la cosmogonía indígena, es una criatura inmortal, que domina los cielos con sus más de 3 metros de envergadura y su intensa mirada capaz avizorar el futuro. Es el ave emblema del Ecuador y su figura forma la parte central del escudo nacional.
El día 11 de septiembre, en los predios del parque nacional ecuatoriano Cotopaxi, fue encontrado el cuerpo sin vida de Iguiñaro, un cóndor andino que había sido herido con disparos de perdigones en abril pasado. Luego de un mes de rehabilitación, se le colocó un rastreador y fue puesto en libertad en la reserva de Chakana.
Quienes lo cuidaron en el zoológico de Quito no se explican qué pudo haber pasado. Aseguran que Iguiñaro era un cóndor sabio. “Un viejo que había recorrido los caminos de su vida y que al momento de llegar con nosotros estaba totalmente aferrado a volver”. Así lo describe uno de sus cuidadores, en declaraciones a los medios de comunicación.