Los pequeños productores, quizá el eslabón más débil en la cadena de producción y comercialización del cacao, se benefician también porque se apropian de su sustento y lo diversifican. Ya no dependen de un solo rubro, sino que en sus terrenos pueden obtener beneficios de otros cultivos, como café, plátanos, naranjas y algunas especies maderables.
En Perú, los productores de cacao recibieron orientación para usar el kudzu y las comelinas, una plantas nativas, para que sirvieran de sombra para el cacao y cobertura del suelo. Ellos saben que del cuidado del suelo y de una buena gestión de los cultivos dependen sus ingresos y el sustento familiar.
El trabajo de la ONU, en conjunto con el Fondo Mundial del Medio Ambiente (GEF), tiene varias experiencias que hablan del saldo positivo de su intervención en la producción sostenible de los pequeños productores.
Especialmente el año 2016 fue muy fructífero. Un aproximado de 1 millón de hectáreas de cacao, en 15 países, han sido certificadas como sustentables. Esta cifra respalda que el 13,6% del suministro mundial de cacao proviene de cultivos sostenibles.
Hace falta más compromiso de los gobiernos de los países productores y los consumidores de los grandes mercados, quienes tienen el deber de demandar de los fabricantes del chocolate prácticas justas con los trabajadores del campo y responsables con el medio ambiente.
Fortalecer el cultivo sostenible del cacao es una forma de proteger los bosques, sus ecosistemas y a los pequeños productores del rubro. El futuro del cacao y el chocolate está vinculado de manera muy estrecha con las prácticas de sostenibilidad en su cultivo.