Se hace necesario elaborar un conjunto de normas, de alcance global o regional, que ponga fin al comercio de vehículos usados que sean obsoletos, peligrosos y contaminantes. Facilitar una transición de los países más pobres hacia tecnologías más limpias y seguras, debería estar contemplado en un proyecto de ley sobre la materia.
Las cifras sobre parque automotor, seguridad vial, emisiones de gases de efecto invernadero y contaminación ambiental son elocuentes. A nivel global, el sector del transporte vehicular es el responsable de casi una cuarta parte de las emisiones de CO2, micropartículas y óxidos de nitrógeno (NOx), los ingredientes esenciales de la contaminación del aire en las ciudades.
La vida de millones de seres humanos está en peligro por la contaminación y los accidentes de tráfico que provocan los automóviles obsoletos, sucios e inseguros que las naciones ricas se encargan de hacer llegar a los más pobres.
El comercio mundial de vehículos usados debe ser normado con urgencia. Los automóviles, buses y furgonetas que circulan en las carreteras de los países en desarrollo representan un palo en la rueda de los esfuerzos por mitigar el cambio climático y la superación de la pobreza.