En un momento dado, se vieron sorprendidos por el grupo de Rafiki y este último lo atacó y no tuvo más remedio que defenderse, usando para ello una lanza. La autopsia practicada al cuerpo de Rafiki reveló que falleció luego de recibir una herida punzo penetrante en el abdomen con un objeto que le alcanzó órganos vitales. Los cuatro están detenidos a la espera de juicio.
Las autoridades no le dan crédito al relato de los detenidos, puesto que Rafiki estaba acostumbrado al trato con los humanos y además el cadáver apareció mutilado de una forma que hace pensar que lo hicieron a modo de trofeo. Rafiki estaba desaparecido desde el 1 de junio y fueron los trabajadores del parque los que dieron con sus restos.
Además el asesinato ocurre apenas uno días después de que grupos conservacionistas advirtieran que el confinamiento por la pandemia podría provocar un rebrote de caza furtiva, debido al traspié económico que supone la no entrada de turistas, una parte importante de la economía de la zona.
Y no solo se trata de los ingresos económicos que reporta el turismo. La presencia de turistas en la zona es un poderoso persuasivo que mantiene a raya a los cazadores furtivos.
Según lo establecido en las estrictas leyes de Uganda que protegen a los animales en peligro de extinción, los cuatro sujetos que se encuentran detenidos se están enfrentando a pena de cárcel o una multa que podría ascender a más e de 5 millones de dólares si son hallados culpables de un delito contra una especie en extinción.
Desde el año 2011 no se conocía de la muerte de un gorila en manos de humanos.