Este informe, elaborado junto al Fondo Mundial para la Vida Silvestre (WWF por sus siglas en inglés), entre otras organizaciones, señala con preocupación que, a pesar de los potenciales beneficios, ningún plan de acción en favor del clima contempla la posibilidad de modificar los hábitos alimenticios en favor de una dieta con menos carne ni la reducción del desperdicio de comida.
Más del 90% de los signatarios del Acuerdo de París obvia el impacto que tiene el consumo de alimentos en la modificación de los ecosistemas, la biodiversidad y el clima. Alimentar a los seres humanos y todas las actividades relacionadas, como la producción, procesamiento, distribución, preparación y consumo, representa el 37% del total de emisiones de GEI.
Los países que se han comprometido con el Acuerdo de París pueden revisar o modificar sus contribuciones cada cinco años. Se espera que este año las naciones adopten medidas eficaces para modificar los sistemas alimentarios, a la vez de ofrecer soluciones para reducir las emisiones, mejorar la seguridad alimentaria, la salud pública y la protección de los ecosistemas.
Modificar el consumo alimentario hacia hábitos más sostenibles y reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, representa la oportunidad de reducir las emisiones de CO2, tanto como si se sacaran de circulación 2.700 millones vehículos.