Esta característica del clima mediterráneo, que no es exclusivo del entorno del mar Mediterráneo, es posible observarla en bosques de Chile, California o en la región del Cabo en Sudáfrica, en el sur de Australia y en la vegetación al sur de Francia.
En este último, la vegetación logró adaptarse debido al sobrepastoreo. Cuando los grandes mamíferos, como los ciervos, bajaban al sur, y durante dos meses, literalmente, arrasaban con toda la vegetación. Esa resistencia al sobrepastoreo es similar a la resistencia al fuego.
Las llamas de los incendios forestales no se han extinguido en 400 millones de años. A diario, los satélites que vigilan la Tierra registran miles de incendios que arden a la vez. El continente africano es el territorio donde se observa la mayor cantidad de fuegos. Casi se podría afirmar que el fuego ha modelado la sabana africana, porque los incendios devastan todo cada año.
A pesar de que algunas especies perecen, en líneas generales los fuegos salvajes son beneficiosos para los ecosistemas. Todos los hábitats, a excepción de la Antártida, han recibido las bondades de los incendios y se han adaptado al ardor voraz del fuego.